Capítulo 1. Mi planeta
- Yadir Medina Oliva
- 17 abr 2023
- 3 Min. de lectura
‟Cuando miro al cielo y veo lo enorme que es, recuerdo lo pequeño que soy"
En algún lugar entre las estrellas y el vacío, está mi hogar, es algo pequeño y un poco extraño. Mi planeta no es grande, pero es suficiente. Está rodeado por un anillo de asteroides y una luna.
Hay una gran estantería llena de libros raros, algunos viejos. En cambio, otros nuevos que únicamente aparecen repletos de historias, muchas alegres y divertidas, pero la mayoría todo lo contrario. El personaje principal, siempre es el mismo.
¡Ahora entiendo por qué!
Existe un volcán. No es uno grande, aun así, asusta cuando despierta. Le llamo Gruñón, porque siempre está molesto y se las arregla para poner todo de cabeza. Me esfuerzo por limpiarlo, pero recuerdo aquella vez que dejé de hacerlo, expulsó tanto humo, que aún en casa perdí el camino. Es curioso, ¡saben! mi volcán solo entra en actividad cuando en la estantería aparece un libro triste. Creo que tengo que ocuparme más de él.
Incluso creció un árbol. Me encanta, tiene raíces grandes, ramas fuertes, sus hojas son de un azul profundo, al caer la noche, parecen estrellas. Amaba recostarme debajo, era muy tranquilo, ahí se me ocurrían las más locas ideas. Un día esas mismas hojas empezaron a caer, no sé qué está pasando. Mi árbol ya no tiene fuerzas para crecer.
Un arroyo divide el lugar, su agua es muy fresca y cristalina, no hay nada mejor para calmar la sed.
Antiguamente, tenía una corriente fuerte, me divertía tomando las hojas de los libros donde los finales eran trágicos, las arrancaba y con ellas hacía fuertes barcos de papel que ponía a navegar. Como todo es tan pequeño, no tardaban en volver. Eso era lo más divertido.
Me imaginaba marinero, dando la vuelta al mundo, al regreso, alguien esperándome en el puerto. Pero ese es únicamente un sueño. En mi tierra estoy solo. Ahora el arroyo se ha quedado estancado.
Cerca de él, nacen algunas flores silvestres, ¡son tan pequeñas! Pero muy especiales y delicadas.
Duran poco, como los días aquí. En ocasiones me detengo a mirarlas, parecen como esos pequeños detalles de la vida, instantes que nunca regresarán.
Algunas tienen hermosos colores, otras, en cambio, afiladas espinas, ¡pero saben! nunca conocerás el valor de una flor hasta que te detienes a apreciarla.
En ese momento, unes esos pequeños fragmentos y te das cuenta de que juntos, hacen una vida entera.
Las noches son muy solitarias y frías. En esas, miro al cielo y siento algo de tristeza al ver mi luna. Desde que recuerdo siempre ha estado ahí. ¡Me conoce tan bien! Ha visto cuando lloro, cuando rio, caer y levantarme.
¿Me pregunto si se siente sola?, ¡Verán! Una vez fue golpeada por un meteorito. Se puso en medio para salvarme. Fue tan duro que perdió un fragmento. Ahora está incompleta.
Me pone tan triste. A pesar de estarlo, nunca ha dejado de brillar, eso es lo que me da fuerzas para levantarme al día siguiente. Si encontrara su otra mitad, sé que podría repararla. Me gustaría poder hacer algo bonito por ella.
Es mi brújula en la oscuridad.
Al despertar, me encanta ver el amanecer. Mi estrella se ha alejado. Recuerdo lo brillantes que eran aquellos tiempos, duraban poco, aun así, eran lo que más amaba.
Ahora él se está apagando, es una pequeña chispa, creo que también se siente solo.
Supongo que piensa que nadie necesita su luz. Si supiera que estoy aquí, cuanto lo extraño. Quizá volvería.
Quiero gritarle cuán importante es. Lo he intentado, pero no tiene caso. Está lejos, no escucha.
Antiguamente, suponía que mi pequeño mundo era mi refugio. El hogar a acudir ante la tormenta. Cuando estuviera dentro, nada podría hacerme daño. Lo construí de pequeños momentos, por qué son justo esos los que más perduran, pero me estaba engañando, puedes esconderte tanto como quieras, ¡nunca! escapar de ti mismo.
‟Si voy a reparar mi mundo, también debo construir"
コメント