Capítulo 4. Sobre el sol
- Yadir Medina Oliva
- 17 abr 2023
- 3 Min. de lectura
‟Escribir sobre algo que queremos no siempre es fácil, lo más difícil es encontrar las palabras para hacerlo"
Recuerdo cuando mi mundo era un planeta errante. Dando vueltas por la inmensidad infinita del vacío, no existían los días ahí, solo noches frías.
Hasta ese momento inesperado que lo cambió todo. Mi planeta, mi luna y yo quedamos atrapados por la gravedad de una estrella.
Recuerdo con los ojos cerrados los primeros rayos del amanecer tocando su rostro, fue algo mágico que jamás podré olvidar. Creo que al abrirlos vi un largo hilo rojo atado a ambos, como esa leyenda sobre la que una vez leí en uno de mis libros.
Nada más fue un momento, pero... ¡Juro que ahí estaba! No supe que significaba entonces, ahora considero que estábamos destinados a encontrarnos.
Un amanecer dio paso a otro. Así comenzaron mis días.
Luego de un tiempo pensaba conocer al sol, pero. ¿Realmente era de esta forma?
Como mi luna, supongo que todos tenemos dos caras, ¡incluso él! Una que mostramos al mundo, otra que únicamente algunos pocos conocen.
Tengo aún presente el momento gris en el que su brillo disminuyó y se comenzó a enfriar, entonces lo vi tal cual era. Me sorprendió, ¡saben! no solamente es alegre, divertido, algo loco, impredecible y no le importa lo que opinen los demás, sino que hace las cosas que ama porque sí, ¡es como un niño! Pero es mucho más, sencillo, amable, dulce, con un gran corazón.
Le habían hecho daño y ver sus lágrimas me quebraron por dentro, tuve que aguantar las mías para que no me viera llorar. Quise abrazarlo contra mi pecho y decirle, ¡todo saldrá bien!
Que sintiera que no estaba él únicamente.
Eso sucedió en mi cabeza, pero tuve miedo y no me atreví, ¡siempre me arrepentiré de no haberlo hecho!
Fue cuando lo empecé a querer. No a su luz; fue su sombra la que tocó mi alma.
Decirle fue una mala idea, ¡lo alejó!
No entiendo como ese sentimiento que debería acercar, hizo todo lo contrario.
¿Por qué?
La respuesta a eso siempre será un acertijo, aunque tengo una ligera idea.
¡Verán! Creo que, en el fondo, a su manera. Quizás sin saberlo, él también ha llegado a quererme y eso lo asusta.
Lo que llegara a pasar si sucediera, como eso lo cambiaría todo y lo cambiaría a él.
Una vez mi luna me susurró un secreto. Como conoció a otra en un planeta lejano llamado tierra, ella y su sol estaban destinados a estar separados, pero, aun así, desafiando cualquier ley, solo por unos minutos al año, encontraban la manera de estar juntos, y que a ese momento le llamaban eclipse, algo imposible que dejaba de serlo.
Como la historia de Wanda. Qué a mitad de la noche despierta asustada y pregunta a su padre sobre esa palabra.
¡Imposible! dijo el padre.
Es cuando quieres algo y piensas que está tan lejos que no lo puedes alcanzar. Cuando dejas de creer y te das por vencida.
La moraleja estaba en lo que la niña aprendió. ‟La única batalla que está perdida, es por la que no estás dispuesta a luchar, pero, sobre todo, que los imposibles nada más lo son tanto como tú lo decidas."
¡Eso me hizo reflexionar mucho!
Hoy a causa de que mi sol se enfría, mi planeta está muriendo, mi arroyo se ha estancado y mi árbol ha perdido sus hojas.
Aún de esta forma aprendí a quererlo con todo y sus manchas. Aunque no sea perfecto, siempre será mi sol. Tal vez esté lejos y no me vea, pero siento dentro de mí que él sabe que estoy aquí, ¡sí nada más pudiera encontrar una llama lo suficientemente fuerte como para volver a calentarlo, sé que algún día podría ocurrir un eclipse!
Considero que es hora de tener una aventura. Partiré hacia otros mundos y encontraré esa llama especial.
Mi próxima parada. Saturno.
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