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Capítulo 7. Tierra

  • Foto del escritor: Yadir Medina Oliva
    Yadir Medina Oliva
  • 17 abr 2023
  • 6 Min. de lectura

‟Donde la esperanza no exista, no existirá nada"


Antes de llegar a nuestro destino, Brandon se desvía hacia otros planetas en busca de algunas cosas. No sé qué guarda dentro, pero siempre que sale fuera, y al regresar, lo hace con una pequeña caja, la cual cuida como si de un tesoro se tratase.


Al aterrizar en Marte veo como toma un poco de polvo rojo y lo coloca dentro de un frasco de cristal en la caja que lleva por nombre Estela, en silencio vuelve a la nave.


Finalmente, hacemos una última parada. El astronauta abre la escotilla, sale fuera, al vacío, no sé qué sucedió en ese instante, pero en mis pupilas se ve reflejada una luz intensa como la del sol y luego un brillo pálido algo frío como el de la luna.


Brandon regresa, al quitarse el casco veo lágrimas en sus ojos, ¡pero no son de dolor! Estas lágrimas son de una profunda alegría. Me mira y dice:


Amigo, parte de la misión ya está cumplida.


Nos dirigimos a la tierra. Es un planeta hermoso, casi al completo de color azul, dice Brandon que es porque está rodeado por océanos.


Veo en uno de sus polos un enorme agujero, como cuando se rompe una capa.


Entonces entramos con gran velocidad dentro de su atmósfera.


¡Agárrate fuerte! Me dice, ¡será un aterrizaje algo movido!


Coloco alrededor de mi cuerpo el cinturón de seguridad y al mirar fuera veo toda la nave rodeada por fuego, ¡se tambalea! Parece como si se fuera a romper en pedazos.


¡No te preocupes!


Sé lo que hago, fui entrenado para esto.


La nave se estabiliza, me sorprende la vista, por todos lados hay unas enormes y hermosas nubes blancas.


En mi planeta las nubes son pequeñas y algo molestas, te persiguen lanzando pequeñas descargas eléctricas o mojándolo todo.


Luego cuando se aburren, ¡supongo! desaparecen.


En las mañanas, solo queda de ellas una ligera niebla.


Aterrizamos sobre una plataforma.


Alcanzo a ver un enorme cartel que dice:


Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA).


Fuera hay mucha gente. Colocan una rampa fijada a la escotilla y Brandon se desliza hasta llegar a tierra, yo siguiendo sus pasos hago lo mismo.


Alegres, todos saludan y aplauden a Brandon, pero él está distraído, busca algo entre la multitud, de repente una chica que claramente resalta entre todos por su bello cabello rosa, se hace camino con determinación y se lanza sobre él, dándole un fuerte abrazo.


¡Te extrañé mucho! Le dijo


¡No te preocupes, ya volví!


Ven, quiero que conozcas a alguien. Ambos se acercan y Brandon me presenta la chica.


Ella es Estela, la persona de la que te hablé.


Estela, de no ser por él hoy no estaría aquí, ¡salvó mi vida!


¡Valla! Entonces siempre te estaré agradecida por traer a este astronauta a casa.


¡Mucho gusto! Le digo


El placer es todo mío, responde y estrecha mi mano.


Dime. ¿Cuál es tu nombre?


¡Me llamo...!


Suena una alarma.


Tenemos que salir de aquí, dijo Estela, va a despegar un cohete.


Nos dirigimos hacia el hangar más cercano y vemos como envuelto en una gran nube de humo despega.


¡Son raros los humanos!


Ellos necesitan estas máquinas para viajar al espacio, ¡acaso se habrán cortado las alas, o es que olvidaron como volar!


¡Y bien!, ¡Brandon, tenemos mucho de lo que conversar, cuéntamelo todo!


Antes necesito que hagas algo, es importante encontrar las coordenadas del transbordador de la nave.


¡Claro que sí! Vallamos hacia la sala de control, ¡aunque les advierto!, Tomará algo de tiempo.


Estela sale y me dice ¡Ya está hecho!, ¡Solo resta esperar!


¿Por qué no aprovechas y sales a explorar en lo que Brandon y yo nos ponemos al día?


¡Eso estaría bien! me muero por hacerlo.


¡Pero no te alejes mucho, dijo Brandon, no te vayas a perder!


¡Toma!


Estela, me da en las manos algo de cristal con forma rectangular.


¡Se llama teléfono!


Sí necesitas hablar con alguno de nosotros, podrás hacerlo, así siempre que estés perdido te podremos encontrar.


¡Gracias, supongo!


Con las manos, digo adiós mientras camino. No se hacia dónde voy, pero, cada vez que andamos, nos dirigimos hacia alguna parte.


Me detengo en un lugar repleto de personas, en la entrada alcanzó a leer:


Cafetería.


Me siento en una mesa y los observo.


¡Son tan extraños!


Algunos hablan animados, otros beben algo en grandes tazas, los hay en grupo o separados, pero todos tienen algo en común, no paran de usar sus teléfonos.


De pronto llega un chico a mi mesa y me pregunta. ¿Deseas algo?


Me quedo mirándolo y le digo.


¿Acaso cumples deseos?


El muchacho algo confundido me responde.


Buen chiste. ¿Ojalá pudiera?


Me refería a si querrías tomar algo.


¿Tienes agua?


¡Si claro, seguro!


Entonces me trajo una botella. Cuando me di el primer trago, casi me ahogo, ¡esta agua no es natural! No sé cómo pueden tomar esto sin enfermar.


¡Extraño mi arroyo! Solo con un sorbo podías calmar la sed, brotaba del corazón de mi planeta.


A la salida, en una esquina hay un bote que dice basura, tomó el teléfono que Estela me dio y lo lanzó ahí. Según ella esto sirve para conectar.


¡Jamás había visto a la gente tan desconectada!


Esos dispositivos parecen pequeñas mentes, aunque me pregunto. ¿Ellos piensan a través de esas máquinas o son esas máquinas quienes piensan por ellos?


Llego a un pequeño parque donde hay algunos adolescentes jugando, de repente se sienta una a mi lado y se me queda mirando extrañada, al rato pregunta:


¿Tú no eres de aquí, ¿verdad?


¡Tienes razón, no lo soy!


¿Te puedo hacer una pregunta?


¡Claro!


Note una profunda tristeza en sus ojos mientras miraba a un muchacho que abrazaba a una chica.


¿Puedes amar algo cuando te rompen el corazón?


¡Eso creo!


¿Cómo estás tan seguro? Pregunta.


¡Verás! Las cosas rotas, por lo que he aprendido en este lugar, no suelen funcionar.


Una pequeña luz brilla en sus pupilas, antes de irse me regala una sonrisa.


Ya es tarde, voy caminando de regreso, se hace de noche, cuando miro arriba no veo ninguna estrella. Estas personas necesitan tanta luz en la tierra, que olvidan la belleza de esos pequeños puntos en el cielo. Supongo que le temen a la oscuridad.


Con un chasquido de mis dedos, de pronto todo se apaga.


¡Mucho mejor!


En algún sitio allá arriba está mi hogar, espero esté bien y mi sol aguante un poco más.


Al llegar al centro de control me siento fuera, espero a Brandon y Estela que están dentro, la gente aquí está muy agitada.


¿Me pregunto si los humanos viven para trabajar o trabajan para vivir?


Creo que sin saberlo son esclavos de ese monstruo que ellos mismos han creado.


Siento curiosidad al notar unas pantallas donde se ven muchas cosas, pregunto y me dicen que esas sucedían en todo el mundo.


Veo hombres y mujeres luchando unos con otros, hambre, dolor, sufrimiento.


Observo preocupado como ensucian y destruyen su mundo sin temor al futuro que dejarán para sus hijos.


Aun así, diseñaron estas instalaciones para explorar el espacio, en lugar de esforzarse por sanar las heridas de su hogar. Eso es algo que no van a encontrar en las estrellas.


Ellos piensan que este lugar es suyo y que pueden hacer lo que quieran de él, no entienden que si su planeta quisiera podría borrarlos de la superficie y seguir existiendo.


Mi esperanza es que algún día aprendan a cuidar las cosas que verdaderamente importan.


En la estación existe un lugar muy tranquilo, le llaman capilla. Cuando muchos de ellos tienen problemas o desean algo, se arrodillan y le piden ayuda a alguien en el universo. Luego cuando todo pasa u obtienen aquello que tanto querían, algunos dejan de hacerlo.


¡No entiendo cuál es el punto!


¡Que no veamos algo, no significa que no exista, mi mundo no se observa en el cielo y aun así aquí estoy!


¡Al fin! Salen Brandon y Estela.


¡Justo a tiempo!, ¿Disfrutaste tú paseo?


Ya sabemos a dónde se dirige el transbordador, va camino a un planeta inexplorado.


Estela y yo también vamos hacia allá, estamos preparando una nave, pronto nos iremos.


¡Yo no los acompañaré!


No quiero estar aquí más tiempo, nos encontraremos allá. Enséñame las coordenadas.


¡Bien!, ¡Conozco ese sector!


Ambos me siguen fuera, casi cuando mis pies se están separando del suelo Estela me llama a un lado y dice ¿Has notado algo extraño en Brandon?


¿A qué te refieres?


Es muy bueno disimulando, pero ha estado tosiendo un poco y se cansa muy rápido.


¡Estela! Sus cuerpos son muy frágiles, no creo que estén hechos para el espacio, por eso necesitan sus naves.


¡Ahora lo entiendo!


Lo que sea que le suceda a Brandon en su momento lo compartirá contigo.


Tengo que partir, les di un fuerte abrazo a ambos. Finalmente, fuera de la atmósfera, pensé:


La tierra es un lugar hermoso, aunque sus habitantes son complicados, muchos están dañados y no valoran las cosas que en verdad importan en sus vidas, no se dan cuenta de que disponen de poco tiempo, algunos les dan poca importancia a aquellos que están a su lado, solo es cuando los pierden, que entienden su verdadero valor.


Ojalá y todos fueran como Estela y Brandon, pienso que este mundo sería un sitio mejor.


Doy la espalda y me voy alejando en busca de la niña que tiene la respuesta para arreglar mi mundo. El sector donde me dirijo es difícil, espero que mis astronautas favoritos no tengan problemas para llegar.


Próxima aventura.


Planeta Kepler 22b.




 
 
 

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